Tragedia en Silvania: inundaciones arrasan viviendas y continúa búsqueda de tres personas desaparecidas

Tragedia en Silvania: inundaciones arrasan viviendas y continúa búsqueda de tres personas desaparecidas

Desde la madrugada del martes 18 de noviembre de 2025, el municipio de Silvania afronta una grave emergencia tras las fuertes lluvias registradas la noche anterior, que desataron crecientes súbitas en la quebrada Yayatá y la vereda El Hato.

Según el gobernador Jorge Emilio Rey, el balance preliminar arroja al menos 16 viviendas totalmente destruidas y alrededor de 60 personas afectadas. Además, se reporta un fallecido, identificado como Segundo Villota, y tres personas que permanecen desaparecidas. La UNGRD advierte que las viviendas afectadas podrían llegar a 17.


Zonas más afectadas y dinámica de la emergencia

La tragedia ocurrió en dos momentos: primero en el barrio La Esperanza, donde cinco casas de construcción precaria, ubicadas cerca de la ronda hídrica, quedaron muy afectadas. Posteriormente, en la vereda El Hato, un vehículo con cinco personas fue arrastrado por la corriente. De esos ocupantes, una mujer logró salir con vida y fue trasladada al hospital de Silvania, mientras que tres personas aún no han sido localizadas. Las desaparecidas han sido identificadas como Ana Lucía Villota Escandón, Teresa Escandón y Manuela Sofía Villota Escandón.


Respuesta institucional

Para atender la emergencia, las autoridades instalaron un Puesto de Mando Unificado (PMU). Participan en él los Bomberos Voluntarios de Silvania, los de Fusagasugá (con tres frentes de trabajo), la subestación de Cachipay-Tibacuy, la Cruz Roja y la UNGRD.

Las labores de búsqueda se vieron interrumpidas debido a las condiciones climáticas adversas, según afirmó el alcalde José Ricardo Pulido: “Hemos suspendido la búsqueda por las condiciones del tiempo. Retomaremos cuando sea seguro”, explicó.


Riesgo estructural y advertencias previas

La quebrada Yayatá ya había sido identificada como una fuente de riesgo: según el plan de desarrollo municipal de Silvania, existen asentamientos en zonas vulnerables, especialmente viviendas rudimentarias en la ronda hídrica. Además, el IDEAM había emitido alertas hidrológicas para la región, señalando la posibilidad de crecientes súbitas en la cuenca del río Sumapaz y sus afluentes, lo que incluye a Silvania.

Las autoridades piden a la comunidad mantener distancia de quebradas, especialmente durante lluvias fuertes. Se recomienda reportar cualquier situación de riesgo a la línea de emergencias (como Bomberos o 123). Es urgente reforzar la prevención comunitaria, organizar planes de evacuación y verificar la vulnerabilidad de viviendas ubicadas en rondas hídricas.

La emergencia en Silvania es un duro recordatorio del riesgo permanente que enfrentan las poblaciones en zonas de ronda hídrica, especialmente cuando habitan construcciones informales. El evento también evidencia la necesidad de fortalecer la planificación territorial: mejorar sistemas de drenaje, evitar asentamientos en zonas de alto riesgo y diseñar mecanismos de alerta temprana más efectivos. La coordinación entre gobierno local, organismos de socorro y la comunidad será clave para hacer frente a las consecuencias inmediatas y prevenir tragedias similares en el futuro.

Emisora Nueva Época.

Recordando el desastre de 2014: hace 11 años Fusagasugá sufrió una gran inundación con resultados alarmantes.

Recordando el desastre de 2014: hace 11 años Fusagasugá sufrió una gran inundación con resultados alarmantes.

Hoy hace 11 años que Fusagasugá, en el departamento de Cundinamarca, vivió una de las emergencias más graves de su historia reciente: la tarde del 30 de octubre de 2014, por causa de un fuerte aguacero acompañado de una gran inundación que afectó la zona oriental del municipio.

Alrededor de las 16:00 h varias quebradas —entre ellas Quebrada La Parroquia y Quebrada El Arrastradero— se desbordaron y arrastraron lodo, rocas, troncos y agua a gran velocidad. Las corrientes alcanzaron zonas de la vereda Pekín y del casco urbano, incluyendo la avenida Las Palmas, inundando calles, locales, viviendas y atrapando a automóviles. Según medios de la época, inicialmente se reportó una persona fallecida y otra desaparecida.
El caudal, según testimonios, alcanzó hasta 30 cm de altura en algunas zonas del centro urbano, y unas 855 personas resultaron damnificadas.

Barrios de la zona oriental (vereda Pekín II, sectores aledaños) fueron severamente golpeados: viviendas destruidas, vías bloqueadas, árboles arrastrados. La infraestructura de drenaje colapsó: un bloque de piedra y lodo tapó la canalización de la quebrada, lo que desvió el caudal hacia las calles. La emergencia dejó en evidencia que muchas construcciones estaban muy cerca de las rondas hídricas y en zonas de riesgo sin adecuada prevención urbanística.

El desastre de 2014 nos planteó una serie de interrogantes que aún tienen relevancia hoy en la vigilancia del riesgo en Fusagasugá: ¿Están actualizados los mapas de vulnerabilidad para las quebradas de la zona oriental? Un estudio posterior identificó estos espacios como de alta fragilidad y propensos a avenidas torrenciales.

¿Se han reforzado las infraestructuras de drenaje, jarillones, bordes de quebradas y limpieza de los cauces para evitar represamientos de lodo y piedras? ¿Los barrios y familias asentadas en zonas de ronda de quebradas tienen protocolos de evacuación, alertas tempranas y rutas seguras de salida? ¿La administración municipal y entidades regionales monitorean periódicamente las zonas de riesgo en temporada de lluvias intensas?

Aunque la cifra de víctimas fue menor que en otros eventos de mayor magnitud, aquel aguacero del 30 de octubre de 2014 dejó una huella decisiva en la memoria colectiva de Fusagasugá: demostró que la naturaleza puede desbordar nuestra capacidad de contención cuando el agua encuentra un cauce sin barreras.

Desde Emisora Nueva Época invitamos a la comunidad a recordar este hecho no solo como un episodio de pérdida, sino como un llamado a fortalecer nuestra preparación y resiliencia: no basta con lamentar los daños —es urgente actuar —para que la próxima avenida torrencial encuentre un cauce limpio, un sistema de alerta activo, y una ciudadanía atenta y consciente.

Emisora Nueva Época.