Habitantes del campo en cinco municipios suscribieron doce pactos comunitarios para la protección del agua, asegurando la conservación de más de 3.700 hectáreas esenciales para el Páramo de Chingaza y el Embalse de Tominé. Esta acción forma parte del programa “Incentivos a la Conservación”, una coalición entre la Gobernación de Cundinamarca y la Alcaldía de Bogotá.
Aportes económicos para la restauración

Con el soporte técnico de varias fundaciones y corporaciones, se han dirigido más de $5.700 millones a la recuperación de zonas estratégicas en Sesquilé, Guatavita, Guasca, La Calera y Fómeque. Los fondos se usaron para adquirir terrenos, resguardar manantiales, reforestar con plantas autóctonas, colocar bebederos para animales e instalar saneamiento básico.
Reconocimiento económico a los protectores de la tierra
El esquema se basa en Pagos por Servicios Ambientales (PSA), que ha retribuido con $1.700 millones a 106 familias campesinas por su rol esencial como custodios del territorio. Diego Leandro Cárdenas Chala, secretario de Bienestar Verde, enfatizó que estos convenios construyen un paradigma de progreso donde la biodiversidad y el agua son fundamentales.
Resultados positivos para las comunidades
Andrés García, del acueducto Buenos Aires Bajo en La Calera, mencionó que el proyecto permitió mejorar obras comunitarias que ayudan a una escuela y al sistema de agua de la vereda, impactando a 250 hogares. La experiencia demuestra que la colaboración entre entidades, empresas y poblaciones rurales es un camino viable para responder a la crisis climática.






0 comentarios