El país entero se encuentra de luto por la muerte del senador y candidato presidencial Miguel Uribe Turbay, quien falleció este lunes a los 39 años en Bogotá, tras el atentado que sufrió el pasado 7 de junio durante un acto de campaña.
Uribe Turbay, hijo de la periodista Diana Turbay y nieto del expresidente Julio César Turbay Ayala, deja un legado de compromiso con el servicio público, forjado desde su juventud. Abogado de la Universidad de Los Andes y con estudios de maestría en Administración Pública en Harvard, inició su carrera política a los 25 años como concejal de Bogotá. Desde entonces, se destacó por su defensa de la seguridad ciudadana, las instituciones y la búsqueda de consensos.
Su vida estuvo marcada por la superación: perdió a su madre a los cuatro años, víctima de la violencia, y años después decidió encaminarse en la política con la convicción de trabajar por un mejor país. Tras el atentado, fue atendido inicialmente en una clínica cercana y luego trasladado a la Fundación Santa Fe, donde permaneció en estado crítico hasta su fallecimiento.
El crimen ha despertado la memoria de momentos difíciles de la historia nacional y ha encendido un llamado colectivo a que nunca más la violencia arrebate vidas en la democracia colombiana. Diversas voces, desde todos los sectores, han expresado su pesar y coincidido en que este hecho debe unirnos como nación.
Miguel Uribe Turbay deja a su esposa María Claudia Tarazona, sus hijastras, un hijo pequeño y a millones de colombianos que hoy, más allá de las diferencias políticas, comparten el dolor y el compromiso de no permitir que el odio y la intolerancia sean protagonistas de nuestra historia.
En tiempos de incertidumbre, la vida y la partida de Miguel Uribe nos recuerdan que Colombia solo avanzará si logra convertir el respeto, el diálogo y la paz en el centro de la vida política y social.
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