Mientras millones de personas en Occidente apenas iniciaban los preparativos para la cena de San Silvestre, en los confines del océano Pacífico el año 2026 ya era una realidad palpable.
El primer territorio del planeta en recibir el nuevo año fue Kiribati, una nación insular que posee el privilegio geográfico de tener el huso horario más adelantado de todo el mundo.
Debido a su ubicación estratégica respecto a las zonas horarias del globo terráqueo, Kiribati entra en el año nuevo antes que cualquier otro país, marcando el inicio de una ola de celebraciones que recorre el planeta de este a oeste.
Tras los habitantes de este archipiélago, el 2026 comenzó a celebrarse en otros territorios como Samoa, Tonga, Fiyi y las regiones orientales de Rusia, específicamente en Kamchatka y Chukotka.
Auckland y su Sky Tower: el primer gran espectáculo urbano
Una de las celebraciones más espectaculares y seguidas a nivel mundial ocurrió en Auckland, Nueva Zelanda, que se consolidó como una de las primeras ciudades de gran importancia en dar la bienvenida al 2026.
El epicentro de los festejos fue la icónica Sky Tower, una estructura que con sus aproximadamente 328 metros de altura es considerada la más alta del país y un lugar emblemático de toda la nación.
A pesar de que la lluvia estuvo presente durante la medianoche, no logró empañar el despliegue de fuegos artificiales que fueron lanzados desde la torre ante la mirada de miles de espectadores.
Esta celebración en Auckland es tradicionalmente el primer gran evento urbano que los medios globales reportan, simbolizando la entrada de la humanidad en un nuevo ciclo anual lleno de expectativas de progreso para los distintos territorios.
La ciencia detrás del cambio de fecha: la Línea Internacional
La explicación científica de por qué algunos países parecen estar «adelantados en el tiempo» radica en la Línea Internacional de Cambio de Fecha, establecida formalmente en el año 1884.
Esta línea imaginaria, que atraviesa el océano Pacífico, supone que en un lado de la misma puede ser viernes mientras que en el otro ya es sábado, creando una diferencia de 24 horas exactas entre puntos geográficos cercanos.
De acuerdo con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), cruzar este límite convierte simbólicamente a las personas en una especie de «viajeros en el tiempo».
Si se cruza hacia el oeste, se salta un día completo hacia adelante, y si se cruza hacia atrás, se retrocede en el calendario, un fenómeno que sigue causando fascinación y curiosidad en todo el mundo cada 31 de diciembre.





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