En una decisión que golpea la percepción de riesgo del país en los mercados internacionales, la agencia calificadora Fitch Ratings rebajó este martes la calificación crediticia soberana de Colombia de ‘BB+’ a ‘BB’, cambiando además la perspectiva de negativa a estable. Este movimiento sitúa formalmente a la nación en el territorio del grado especulativo, una categoría que anticipa mayores costos y desafíos para el financiamiento externo de la economía colombiana.
El núcleo del argumento de Fitch para tomar esta medida radica en los déficits fiscales persistentes que, según la calificadora, conducirán a un aumento continuo de la deuda del gobierno general en relación con el Producto Interno Bruto (PIB) en el mediano plazo. La agencia fue contundente al señalar que la capacidad de las autoridades para estabilizar las finanzas públicas se ve seriamente limitada por factores estructurales de fondo.
Rigidez en el Gasto y Falta de un Ancla Fiscal
El informe de Fitch desmenuza los obstáculos que, a su juicio, impiden una consolidación fiscal sólida. En primer lugar, apunta a la ausencia de un ancla fiscal creíble que discipline el gasto. A esta debilidad se suma una mayor rigidez presupuestaria y lo que la calificadora percibe como restricciones políticas significativas para implementar medidas robustas de recaudación de impuestos. El panorama que plantea Fitch es complejo, ya que advierte que estos retos persistirán y complicarán cualquier esfuerzo de ajuste fiscal después de las elecciones presidenciales de 2026, sin importar cuál sea el resultado en las urnas.
La dependencia económica del país es otro punto crítico. Fitch subraya que, además del incremento de la ratio deuda/PIB y de una alta carga por intereses, las calificaciones de Colombia están limitadas por su fuerte dependencia de materias primas como el petróleo y el carbón. Esta característica, histórica en la economía nacional, la expone de manera constante a la volatilidad de los precios internacionales de los commodities, generando incertidumbre sobre la sostenibilidad de los ingresos fiscales.
Fortalezas Macroeconómicas que Mitigan el Riesgo
Pese al tono severo de la rebaja, Fitch no pasa por alto los pilares que aún sostienen la solvencia del país. La agencia reconoce que la calificación se apoya en un historial sólido de preservación de la estabilidad macroeconómica y financiera. Esta resiliencia se ha demostrado frente a choques externos e internos diversos, y se atribuye en buena medida a la existencia de un banco central independiente que ha logrado anclar las expectativas de inflación, así como a la solidez general del sistema financiero colombiano.
Al cierre de esta edición, el Ministerio de Hacienda y Crédito Público no había emitido un comunicado oficial respecto a la decisión de Fitch. No obstante, analistas del mercado esperan que esta rebaja, que actúa como una campana de alarma, impulse al gobierno del presidente Gustavo Petro a redoblar los esfuerzos para tramitar y aprobar una regla fiscal más estricta y creíble antes del período electoral de 2026.
La nueva clasificación ‘BB’ representa un punto de inflexión. El paso al grado especulativo suele traducirse en una mayor prima de riesgo demandada por los inversores internacionales, lo que encarece el costo de la deuda que emite el país y, por extensión, puede limitar el margen de maniobra para futuras inversiones y gasto social. El mensaje de Fitch es claro: aunque Colombia cuenta con fortalezas institucionales clave, debe abordar con urgencia y decisión política sus desequilibrios fiscales estructurales y su vulnerabilidad a los ciclos de las materias primas para recuperar la confianza de los mercados.
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