Las tropas encontraron lo que parecía una escuela improvisada de drones, pero con capacidad letal. Estaba dirigida por alias San Norbey, una explosivista con formación en Venezuela, que entrenaba a combatientes (incluidos menores de edad) para lanzar explosivos desde el aire.
El general William Caicedo, comandante de la 15.ª brigada del Ejército, informó que en el operativo se hallaron armas, explosivos, equipos de intendencia y algo poco común: un área acondicionada para el entrenamiento en el uso ofensivo de drones. Las evidencias son claras: fotos, videos y testimonios muestran no solo la preparación técnica, sino también cómo menores estaban siendo utilizados como aprendices en estas prácticas. Según inteligencia militar, alias San Norbey buscaba replicar ataques ya registrados en zonas como el Catatumbo y el Cauca, lanzando pequeñas cargas explosivas desde el aire.
Lo más alarmante es que este modelo de ataque, aunque artesanal, ha demostrado ser efectivo. A los drones les adaptan mecanismos caseros que permiten liberar cargas durante el vuelo.
Y adquirir estos equipos no es difícil: los compran por plataformas como Temu, de uso común. De hecho, hay trazabilidad de que varios drones fueron adquiridos desde Medellín y enviados al Chocó, donde terminaron en manos de estructuras ilegales como el ELN, el Clan del Golfo y disidencias de las FARC.
El uso de tecnología comercial con fines terroristas, y la participación forzada de menores, prende las alarmas sobre nuevas formas de violencia en regiones históricamente golpeadas por el conflicto.
Emisora Nueva Época
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